Irán impondrá tratamientos psicológicos en clínicas a mujeres que no usen el hiyab, en un esfuerzo por reimponer el uso del velo obligatorio en el país.
El gobierno iraní ha anunciado una nueva medida para reforzar el uso del hiyab entre las mujeres del país. Aquellas que opten por no llevar el velo islámico obligatorio podrán ser obligadas a recibir tratamientos psicológicos en clínicas de rehabilitación, según informó Mohammad Reza Mirshamsi, subdirector de Asuntos Sociales del Centro de Ordenar el Bien y Prohibir el Mal.
Esta nueva normativa intenta, según Mirshamsi, “hacer que las mujeres comprendan los efectos negativos de abandonar el hiyab”.
Mirshamsi aclaró que el Poder Judicial solicitó alternativas a las sanciones convencionales y que, como resultado, estas “clínicas de rehabilitación” ofrecerán una vía para “reeducar” a las mujeres que decidan quitarse el hiyab en público. Las asistentes a las clínicas deberán participar en reuniones orientadas a disuadirlas de desafiar la normativa islámica, presentándolas como “sesiones educativas” en lugar de castigos.
La muerte de Mahsa Amini desató manifestaciones masivas contra el estricto código de vestimenta y la represión de los derechos femeninos.
La creciente “desobediencia” civil en Irán se intensificó tras la muerte de Mahsa Amini en septiembre de 2022, cuando la Policía de la moral la arrestó por llevar incorrectamente el velo, lo que desencadenó fuertes protestas en todo el país. Su muerte desató manifestaciones masivas contra el estricto código de vestimenta y la represión de derechos femeninos.
El gobierno anunció recientemente la creación de una clínica en Teherán para “apoyar psicológicamente” a mujeres que, según ellos, no se sientan cómodas usando el velo. A pesar de las protestas, la ley sobre el uso del hiyab continúa aplicándose con severas penalidades que incluyen cárcel, multas, confiscación de automóviles y restricciones laborales y de viaje.
Sin embargo, muchas mujeres iraníes siguen resistiendo esta normativa, utilizando el rechazo al velo como símbolo de desafío contra las políticas de la República Islámica.
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