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«Conan, la bacteria» puede soportar una radiación que podría matar a un humano. Los científicos la ven como un arma secreta

“Conan, la bacteria”, soporta radiación extrema gracias a un antioxidante único. Científicos buscan usarlo para proteger astronautas y prevenir daños en la Tierra.

Deinococcus radiodurans, apodada “Conan, la bacteria”, Los científicos descubrieron su capacidad para soportar radiación 28.000 veces superior a la letal para los humanos. Investigadores descubrieron que su resistencia se debe a un antioxidante único formado por manganeso, fosfato y un péptido específico. 

Este avance podría revolucionar la protección contra radiación, tanto en el espacio como en la Tierra.

El estudio, publicado en Actas de la Academia Nacional de Ciencias, reveló que el antioxidante creado por estas bacterias protege eficazmente contra daños celulares. Según Brian Hoffman, coautor del estudio, entender la combinación exacta de metabolitos ofrece nuevas posibilidades para desarrollar radioprotectores más eficaces.

Este antioxidante podría ser clave en misiones espaciales de larga duración, donde los astronautas enfrentan altos niveles de radiación cósmica. 

Michaely Daly, otro de los autores, señaló que un compuesto inspirado en Deinococcus radiodurans ya ha sido usado en vacunas inactivadas por radiación, lo que demuestra su potencial para aplicaciones médicas y espaciales.

Además, la capacidad de supervivencia de esta bacteria en condiciones extremas, como frío intenso, deshidratación y radiación, sugiere posibles aplicaciones en la exploración de Marte. Daly destacó que microorganismos similares podrían haber sobrevivido millones de años en el planeta rojo bajo condiciones adecuadas.

En la Tierra, este antioxidante podría ser utilizado para mitigar los efectos de accidentes nucleares o exposición a radiación médica.

 “Este radioprotector, simple y no tóxico, podría administrarse oralmente para prevenir daños en humanos”, afirmó Hoffman. El equipo ahora investiga si otros organismos poseen complejos similares que puedan ser aprovechados para aplicaciones futuras. Este descubrimiento abre nuevas posibilidades en la ciencia espacial, la medicina y la protección radiológica.


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