Kendrick Lamar impactó en el Super Bowl LIX con un show cargado de crítica social, invitados especiales y una puesta en escena que desafió la censura en EE.UU.
El Super Bowl LIX no solo fue un espectáculo deportivo, sino también un escenario para la crítica social. Kendrick Lamar, la estrella del show de medio tiempo, ofreció una presentación que combinó música, simbolismo y un mensaje contra la censura.
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El Caesars Superdome de Nueva Orleans se oscureció cuando una luz iluminó al actor Samuel L. Jackson, vestido como el Tío Sam. Durante la presentación, el personaje interrumpió a Lamar para que sus canciones fueran más “suaves” y “agradables para el público”.
El rapero respondió con una contundente declaración: “La revolución será televisada”, antes de interpretar Squabble Up, de su álbum GNX.
Lamar continuó con HUMBLE., acompañado de bailarines que formaron la bandera estadounidense. Luego, interpretó DNA. y peekaboo, mientras el escenario tomaba la forma de un tablero de “tres en raya” con una tela gris que emulaba una calle vacía.
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El clímax llegó cuando Lamar insinuó la interpretación de Not Like Us.
En una coreografía dentro de una “X” en el tablero, cuatro mujeres intentaron disuadirlo de hacerlo. Justo en ese momento, SZA apareció en escena para interpretar junto a Lamar luther y su colaboración en la banda sonora de Black Panther, All The Stars.
El show dejó en claro que el rapero no solo domina la música, sino que también sabe usar su plataforma para desafiar los límites del entretenimiento y la censura en Estados Unidos.
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