El gobierno de Milei aumentará desde julio los impuestos a la exportación de soja y maíz, medida rechazada por productores en medio de crisis económica y climática.
A partir del 1 de julio, el gobierno argentino aumentará los impuestos a la exportación de soja, maíz y girasol. La soja pasará a tributar un 33%, el maíz un 12% y el girasol un 7%. Así lo establece un decreto firmado por el presidente Javier Milei, publicado el viernes en el Boletín Oficial.
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La medida excluye a estos cultivos de la prórroga que mantenía reducciones fiscales a otros granos hasta marzo de 2026. Esa rebaja, vigente desde enero, fue una respuesta parcial a las demandas del sector agroexportador, golpeado por la sequía y la caída de precios globales.
El agro argentino enfrenta un escenario adverso
Argentina es uno de los mayores exportadores mundiales de soja y maíz. Estos tributos a las exportaciones representan una fuente clave de dólares para un país con reservas debilitadas y balanza comercial en rojo.
Según el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el déficit externo preocupa al gobierno. En el primer trimestre de 2025, el saldo de bienes y servicios fue negativo en más de 5.100 millones de dólares.
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El campo rechaza el aumento y teme más pérdidas
Las principales entidades rurales reaccionaron con dureza. Confederaciones Rurales Argentinas expresó su “preocupación” y alertó sobre el “impacto negativo” de la decisión.
Nicolás del Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina, calificó el impuesto como “realmente injusto” y advirtió que provocará una caída en las ventas de granos.
Los productores insisten en que el gobierno debe fomentar la competitividad, no castigarla, especialmente en un contexto de incertidumbre climática y presión fiscal creciente.
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