Para muchos, vivir en Latinoamérica es sinónimo de riesgo y falta de oportunidades, mientras que algunos otros lo encuentran como una salvación, ¿por qué pasa esto?
La vida en Latinoamérica ¿un riesgo constante?
Quienes habitan algún lugar de Latinoamérica saben que la emoción no faltará: en este lugar del mundo sobran las razones para estar triste o feliz en la cotidianidad, las vicisitudes de la vida, los problemas, los crímenes, las familias viviendo de la caridad, un cóctel de situaciones negativas que, a todas luces, no invita al optimismo. Lo anterior, claro, si se viera por una sola cara, incitaría a huir. El tema entonces con Latinoamérica, es que los problemas y los aspectos negativos, aunque abunden, no logran opacar del todo a los demás factores que si nos empujan a pensar en lo que está bien: la amabilidad de la gente, las libertades para ser el individuo que se quiera ser, la flexibilidad con las normas o los amigos que se hacen en cualquier lugar, contrastan con lo que se señaló al principio y hacen contrapeso. Mucho contrapeso.
¿Por qué es tan atractivo venir a Latinoamérica?
La respuesta está del lado de quienes migran desde otros continentes para encontrar el sentido de vivir en Latinoamérica. Justamente, desde Asia, hay dos ejemplos muy representativos y conocidos que migraron a este continente para dar un giro a sus vidas, intentando hallar en estas latitudes nuevas y valiosas razones para seguir adelante: el japonés Yokoi Kenji y la coreana Sujin Kim.
El caso de Sujin Kim, popularmente conocida como “Chinguamiga” en redes sociales, llama mucho la atención. Esta joven coreana, de 32 años, radicada en México, encontró en Latinoamérica la mejor terapia para superar el síndrome de Burnout del que padecía. Una suerte de salvación para Chinguamiga, quien presentaba un cuadro de debilitamiento físico, mental y emocional, entre otras cosas producto de:
- Presión social
- Presión académica
- Estándares de belleza
Toda una cantidad de situaciones que implicaban para ella una crisis que la llevó, incluso, a no poder, siquiera, conciliar el sueño. ¿Qué cambió para Kim en Latinoamérica? La cultura de este lugar del mundo le ofreció a la joven la posibilidad de romper con los estrictos esquemas sociales que se le exigían en Corea y, tal como lo ha señalado en distintas ocasiones, le permitió dejar de preocuparse tanto por el futuro.
La acción en Latinoamérica
Por su lado, Yokoi Kenji, reconocido speaker colombo japonés, es un defensor de la vida en Latinoamérica como terapia y, de alguna manera, salvación. Kenji señala que vivir en Latinoamérica es un incentivo constante que en medio del conflicto genera ganas de vivir, situación contraria a países como Japón, en donde la crisis existencial es compañía de la cotidianidad para muchos, curiosamente, producto de las buenas condiciones de vida que, muchas veces, llevan a la gente a contemplar el suicidio como la mejor salida.
Parece entonces, desde dónde se quiera mirar, que sin importar los problemas o falencias que puedan existir en Latinoamérica, la verdad es que muchos encuentran en ella la posibilidad de reactivar sus vidas o simplemente encontrar la salvación detrás de una cultura amable y abierta con otras costumbres.
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