Escrito por: J.J. Rodríguez Tavares
En la política, como en la vida, las promesas son una moneda de doble cara: por un lado, reflejan esperanza y compromiso; por el otro, la inevitable sombra de la decepción. Luis Abinader, presidente de la República Dominicana, se encuentra en un momento crucial de su mandato, donde su promesa a las mujeres y niñas dominicanas está a punto de ser juzgada no solo por la opinión pública sino por la historia.
Una promesa que Luis Abinader no ha podido cumplir
Durante su campaña, Abinader prometió apoyar las tres causales del aborto, permitiendo la interrupción del embarazo en circunstancias extremas: cuando la vida de la mujer está en riesgo, en caso de inviabilidad del feto y si el embarazo es resultado de violación o incesto. Esta promesa representa no solo un cambio legislativo sino un profundo cambio cultural en un país donde el aborto ha sido un tabú y la legislación vigente lo prohíbe en todas sus formas.
El debate sobre el Código Penal, que actualmente se encuentra en discusión en el Congreso, es el escenario perfecto para que el Presidente cumpla su promesa. Sin embargo, el camino está lejos de ser sencillo. Abinader enfrenta la oposición de sectores conservadores dentro y fuera de su gobierno, así como de la iglesia, que juegan un papel no menor en la sociedad dominicana. La decisión de avanzar con esta promesa podría costarle apoyo político, pero, al mismo tiempo, reafirmaría su compromiso con los derechos humanos y la justicia social.
La importancia de las tres causales
Es crucial que Abinader comprenda que el apoyo a las tres causales del aborto no solo es una cuestión de cumplimiento de una promesa electoral, sino un paso hacia la modernización de la legislación dominicana en consonancia con los estándares internacionales de derechos humanos, especialmente los derechos de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. Este es un momento para liderar con el ejemplo, para mostrar que la política puede estar al servicio de los cambios sociales necesarios y profundos.
En definitiva, la promesa de Abinader es más que una cuestión política; es una medida de su capacidad para liderar en tiempos de cambio, para poner el bienestar de sus ciudadanas por encima de las controversias y para avanzar hacia un futuro donde las promesas no sean solo palabras que se lleva el viento. El Presidente tiene la oportunidad de marcar un antes y un después en la historia de los derechos de las mujeres en la República Dominicana. No es solo una promesa; es un mandato moral.
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