La violencia entre grupos armados en Catatumbo deja 80 muertos y 11,000 desplazados. Petro suspende diálogo con el ELN y despliega ayuda humanitaria.
Una nueva ola de violencia sacude la región de Catatumbo, en la frontera entre Colombia y Venezuela, dejando al menos 80 muertos y más de 11,000 desplazados. Los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Frente 33, conformado por excombatientes de las FARC, han provocado una crisis humanitaria sin precedentes en la zona.
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La región, conocida por sus cultivos de coca, se encuentra en medio de una lucha por el control territorial y el narcotráfico.
Según el general Luis Emilio Cardozo, comandante del ejército colombiano, los enfrentamientos recientes incluyeron ataques dirigidos contra exmiembros de las FARC con listas en mano, calificando los hechos como una “acción criminal bien planificada”.
El presidente Gustavo Petro visitó la región, enviando tropas y ayuda humanitaria para atender la crisis. En un mensaje en redes sociales, reafirmó el compromiso de su gobierno con las comunidades afectadas. Sin embargo, como respuesta a la escalada de violencia, Petro decidió suspender las conversaciones de paz con el ELN, complicando aún más los esfuerzos hacia la llamada “paz total”.
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Algunas incluso cruzan hacia Venezuela. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, prometió ayuda humanitaria, pese a las tensiones recientes con Petro.
La Defensoría del Pueblo alertó que esta crisis representa una de las peores en la historia reciente de Catatumbo, con niños entre los desplazados y en las filas de los grupos armados. Organizaciones internacionales advierten que la situación podría escalar aún más si no se toman medidas urgentes.
Esta tragedia pone de manifiesto los retos pendientes en la construcción de paz en Colombia, mientras los conflictos territoriales y el narcotráfico siguen cobrando vidas.
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