El 25 de julio de cada año se celebra el Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora. Un día para rendirles un homenaje, pero, más que eso, para hacer un llamado por sus derechos.
El origen de este día
Para el nacimiento de esta fecha hay que remitirse al año de 1992. Fue justamente en 1992 cuando se realizó el primer encuentro de mujeres afro latinoamericanas y del Caribe, un espacio en el que se reunieron cerca de 400 mujeres de más de 30 países en República Dominicana. Allí, en el desarrollo de dicha reunión, se abrieron espacios de discusión en torno a la necesidad de combatir el racismo y la desigualdad que sufrían las comunidades afro y, en especial, las mujeres. Como producto de lo sucedido, se instauró el Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, una fecha para reivindicar la existencia, las luchas y las contribuciones de la mujer afro a la sociedad.
La Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora
Como resultado de ese primer encuentro en 1992, además de la instauración del día, se impulsó el nacimiento de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. Cuatro son los ejes sobre los que trabaja esta red:
- Racismo
- Discriminación racial
- Sexismo
- Pobreza
Esta ha sido una iniciativa que se ha sostenido en el tiempo y que por varios años le ha ofrecido espacios de reflexión, participación e interacción a mujeres afro de distintas latitudes, en función de la defensa de sus derechos y la preservación de sus tradiciones.
Una complicada realidad
Las cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas, relacionadas con la realidad de las mujeres afro en la región, no son muy alentadoras. En distintos informes publicados por esta entidad, se destaca que seis de cada diez mujeres afro han sufrido violencia en algún momento de su vida, con el agravante que un enorme porcentaje de ellas lo sufre durante la niñez. A lo anterior, se suman circunstancias como dificultades familiares y esferas de maltrato que a la larga fortalecen los círculos de pobreza y robustecen los patrones de abuso histórico al que se han visto expuestas las poblaciones de mujeres afro en el mundo y la región.
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