No es precisamente la delicadeza una de las cualidades de Javier Milei. Su último altercado fue con Gustavo Petro, presidente de Colombia, a quien sin ningún tipo de vergüenza llamó asesino terrorista.
Milei, un experto en generar crisis diplomáticas
Desde antes de ser elegido presidente en Argentina, Javier Milei ya había empezado a abonar el terreno para estar inmerso en múltiples crisis diplomáticas. El polémico economista, de clara posición ultraderecha, siempre fue un activo usuario de redes sociales que en ningún momento se midió con sus declaraciones, tanto así que ni siquiera en su etapa de campaña presidencial se controló.
Producto de lo anterior, Milei atacó a quien se le vino a la mente, con tal de fortalecer su idea como opositor de cualquier figura de izquierda. En esa medida, países y personajes como
- Vladimir Putin
- Nicolás Maduro
- China
- Andrés Manuel López Obrador
O Gustavo Petro, se convirtieron en blanco de sus desacertados y violentos comentarios. Justamente, Gustavo Petro se ha convertido en el protagonista del último episodio de la nula habilidad diplomática de Milei.
¿Qué pasó entre Milei y Petro?
En una entrevista que Javier Milei concedió hace algunos días a CNN, se refirió a Gustavo Petro, primer mandatario de Colombia, como un “asesino terrorista”. Al parecer, Milei olvidó que es el presidente argentino y que, al referirse a Petro, está hablando del presidente de otro país, situación que implicaría algún mínimo de respeto. Como era de esperarse, las consecuencias no tardaron en llegar y el gobierno colombiano decidió expulsar algunas figuras diplomáticas argentinas de su territorio.
Días después hubo reconciliación
Tras la tensión diplomática generada por Milei, llegó la calma. Funcionarios de ambos gobiernos, en cabeza de las cancillerías de Colombia y Argentina, emitieron un comunicado en el que se señaló que se afianzarán las relaciones diplomáticas entre los países y que ambas embajadas volverán a la normalidad.
De esta manera se suma un nuevo y bochornoso episodio de Javier Milei, en el que deja en evidencia su poca habilidad diplomática producto de su ligereza para hablar.
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