Virginia Giuffre, quien denunció abusos de Jeffrey Epstein y el príncipe Andrés, fue hallada muerta en Australia. Su lucha visibilizó el trauma de las víctimas.
Virginia Giuffre, la mujer que destapó el caso Epstein y desafió al poder con sus denuncias, fue hallada muerta en su granja en Neergabby, al oeste de Australia. Tenía 41 años. Su familia confirmó que se quitó la vida tras años de cargar con el trauma causado por el abuso sexual y la explotación.
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Giuffre se convirtió en una figura central del caso en 2019. Su testimonio fue decisivo para condenar a Ghislaine Maxwell, excolaboradora de Jeffrey Epstein, a 20 años de prisión por tráfico sexual de menores. También fue quien acusó al príncipe Andrés de haber abusado de ella cuando tenía 17 años, bajo amenazas y control de Epstein y Maxwell.
“Virginia fue una guerrera”, dijo su familia en un comunicado.
“El peso del abuso se volvió insoportable”. Deja tres hijos: Christian, Noah y Emily. Según sus seres queridos, el nacimiento de su hija la motivó a alzar la voz y luchar por las víctimas.
Su denuncia, respaldada por una foto con el príncipe Andrés y Maxwell, provocó el fin de los roles públicos del miembro de la realeza. Aunque nunca enfrentó juicio, el príncipe pagó un acuerdo millonario fuera de la corte.
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A fines de marzo, Giuffre compartió un inquietante mensaje en redes: “Me atropelló un autobús. Me quedan cuatro días de vida”. Ese mensaje, ahora visto como una señal de auxilio, no recibió la atención suficiente.
Virginia dedicó su vida a exponer el daño profundo que deja la violencia sexual.
Su historia no solo cambió el rumbo de un escándalo global, también reveló cómo el trauma, incluso con justicia parcial, puede acompañar a una persona hasta el final.
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