La Orquesta Filarmónica de Medellín transforma vidas con Soy Músico, un programa que empodera jóvenes neurodivergentes a través de la música y la inclusión.
Desde hace ocho años, con más de 30 participantes, la Orquesta Filarmónica de Medellín lidera el programa Soy Músico, diseñado para jóvenes neurodivergentes con diagnósticos como síndrome de Down, autismo y discapacidad intelectual.
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El programa les permite explorar la música como herramienta de inclusión y superación personal.
Cada martes y jueves, jóvenes como Raquel, Claudia y Juan David ensayan bajo la dirección de expertos, desarrollando habilidades en instrumentos sinfónicos y composición. Dos veces al año, estos músicos presentan conciertos junto a la orquesta principal, desafiando prejuicios y demostrando que la discriminación es el mayor obstáculo, no sus capacidades.
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María Catalina Prieto, directora de la Filarmónica, destaca que el objetivo es cambiar la percepción social sobre estas personas. “Tienen otras capacidades, y su potencial es inmenso”, afirma. La iniciativa también fortalece lazos entre familias, quienes se sienten apoyadas en el proceso.
El programa tiene tres fases según el progreso de los participantes.
Raquel y Juan David, tras años de dedicación, se encuentran en la etapa avanzada, participando en conciertos oficiales. Durante estas presentaciones, el respeto y el reconocimiento hacia los jóvenes son palpables, tanto dentro como fuera del escenario.
Para Juanita Eslava, profesora del proyecto, la música no solo es terapéutica, sino transformadora. “La música integra y conecta, independientemente del diagnóstico”, explica.
Las familias y los participantes coinciden en que Soy Músico es más que un proyecto cultural: es una plataforma de inclusión y respeto que promueve un cambio social.
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