Un prisionero condenado a muerte, que encontró paz en la música, y un artista español han presentado al mundo su segundo trabajo discográfico
La increíble historia de un condenado a muerte con la música como principal aliado
Keith Lamar es un prisionero norteamericano de 56 años que, desde 1995, se encuentra privado de la libertad. Lamar, capturado y condenado por un crimen que siempre ha asegurado no haber cometido, no sabe lo que es ser libre desde los 19 años, cuando era simplemente un adolescente. Desde entonces, el propio Lamar ha dicho que la música ha salvado su vida en medio de lo que significa la soledad y el encierro en una cárcel. Este hombre se autodenomina un gran seguidor del jazz y asegura que su influencia es determinante en un proyecto que ha sorprendido a muchas personas: producir música desde la cárcel.
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Unión con un músico español y dos producciones
En medio de su condena, Lamar tuvo la posibilidad de coincidir con Albert Marqués, un músico catalán que lidera una banda de Jazz. De esa relación, que se desarrolla de forma mayoritaria vía telefónica, han nacido un par de producciones
- La libertad primero
- Y un sueño imposible
Siendo esta última, el trabajo más reciente. La idea de lo que Lamar viene haciendo con Marqués, es hacer uso de la música como vehículo para llevar un mensaje que pueda salvar a este prisionero condenado a muerte. ¿Las razones? Al parecer durante el juicio en el que se le condenó a muerte a Lamar hubo varias circunstancias en su contra por el simple hecho de ser un hombre afrodescendiente. Lo anterior ha calado de forma profunda en el músico español que resolvió ofrecer, a través del arte, una herramienta para que este hombre, desde una prisión en Ohio, luche por demostrar su inocencia antes de que, en 2027, como está estipulado, sea ejecutado.
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