Violencia infantil

Meses oscuros para los niños en Colombia

@Arturo Vargas

No hay nada más importante en el mundo que los niños; son el futuro y la esperanza de un país, pero la protección de los niños durante estos meses en Colombia ha sido dejada a un lado por todos. Los asesinatos, el maltrato de los más cercanos, y la violencia hacia nuestros pequeños son inaceptables. 

¿Cómo es posible que no se pueda confiar ni en el padre de los niños?

Tal pasó con Santi Esteban Beltrán, de 4 años, y Susan Camila Beltrán, de 7 años, que fueron asesinados por Darwin Felipe Beltrán, de 31 años. Asesinó a sus hijos porque tuvo una pelea con la mamá. Antes del crimen vio a su expareja con otro hombre, se llenó de rabia y mató a los niños. Luego puso los cuerpos en la cama y se acostó con ellos para que la madre de los pequeños viera la escena perturbadora y macabra que había acabado de cometer. Ella desconsolada empezó a llorar y a gritar; la comunidad, al ver su desesperación y lo que había pasado, empezaron a golpearlo. En ese momento llegó la policía y fue detenido. Esto es un caso más de violencia vicaria, donde se utilizan a los niños con el fin de causarle daño a las madres.

Cifras devastadoras que siguen creciendo; la violencia contra los menores en Colombia es una tragedia que requiere respuestas contundentes. Proteger a los niños no solo debe ser prioridad en la legislación, sino una responsabilidad compartida por toda la sociedad. La Justicia no puede ceder ante el dolor de las víctimas ni reducir su protección. Es hora de que los derechos de la infancia se respeten y se defiendan con acciones que pongan fin a estos crímenes atroces. Sofia Delgado, una de las almas inocentes que se suma a esta larga lista, salió de la casa de su abuela a buscar champú para su perro y nunca volvió; fue asesinada y torturada por su vecino Brayan Campo, quien la capturó en el baño de su local, la violó, la asesinó, la torturó y dejó sus restos en un cañaduzal en el valle del Cauca. 

Crímenes que erizan la piel: niños que apenas empezaban a vivir fueron asesinados por sus padres, sus vecinos o sus tíos, como es el caso de Alexis Delgado, un pequeño de 2 años que perdió su vida cuando estaba bajo la custodia de su tía cuando su esposo, en aparente estado de embriaguez, lo llevó a caballo a otro lugar. De regreso, el hombre dejó caer al pequeño Alexis. Esa fue la versión que el tío le dio a las autoridades, pero la realidad es que la autopsia realizada por el Instituto Nacional de Medicina Legal reveló que el menor fue víctima de abuso sexual infantil, un hallazgo que pone de manifiesto la violencia sistemática que sufría en su hogar. El dictamen forense demostró que el pequeño había sufrido múltiples abusos y torturas, incluyendo golpes en la cabeza y fracturas en el cráneo, desmintiendo la versión del accidente. 

La muerte de Alexis Delgado no fue un accidente; fue un homicidio contra un bebé de dos años. 

La violencia infantil ha estremecido a toda Colombia en estos meses. Cuantos más niños tenemos que perder para reforzar la protección de la infancia, se trata de un asunto grave que requiere la atención institucional, pero antes que la responsabilidad estatal está la de todos, pese a las dificultades que ello implica, porque en los entornos familiares es donde se pueden anticipar muchos casos. Es un problema que pasa por maldad, salud mental y violencia intrafamiliar. Los datos analizados por Medicina Legal también evidencian:

  • El Valle del Cauca es la región que encabeza la lista de crímenes, con 86 casos registrados hasta la fecha.
  • Atlántico, con 32 homicidios.
  • Antioquia, con 31 homicidios. 
  • La capital colombiana registra 25 homicidios de menores.

¿Qué nos está pasando como sociedad? 

Estos casos no pueden quedar sólo en cifras, no pueden quedar en el dolor que sentimos al pensar en estas almas inocentes, no pueden quedar sólo en la larga lista de violencia que sigue creciendo. El abuso y la muerte de nuestros niños tiene que tener reflexiones profundas de la sociedad y cambios en el sistema penal para estos monstruos que no protegen a la primera infancia.

En este momento no existe; no puede entrar en discusión la rebaja de pena para abusadores y violadores de niños. El asesinato de la niña Sofía Delgado impulsó una controversia sobre el proyecto de reforma que propone rebajar penas a culpables de delitos graves contra menores si confiesan. La reforma de la justicia o proyecto de ley 281 de 2024 fue radicada en el Senado el 8 de octubre, es decir, ocho días antes de que se conociera el asesinato de Sofía Delgado. En el texto se plantean cambios en la justicia premial y la reparación integral como causal para la terminación de los procesos penales. 

La justicia debe garantizar sanciones proporcionales a la gravedad de los delitos contra niños.

Rebajar las penas como incentivo podría interpretarse como una forma de reducir la gravedad percibida de crímenes tan severos como el abuso sexual y asesinato de menores, lo que afectaría la confianza en el sistema de justicia y en la protección de las víctimas. 

La Fiscalía reporta en el Observatorio Nacional de Violencia de Género que cinco de cada 10 víctimas de violencia sexual en los últimos siete años han sido niñas hasta los 13 años. Entre enero y septiembre de 2024, el órgano acusador registró 8.882 noticias criminales por acceso carnal y abuso con menores de 14 años, una cifra ligeramente mayor al mismo periodo del año 2023. ¿Si se hace una rebaja en la pena para abusadores bajarían la cifras de asesinatos de niños? 

La rebaja de pena no puede ser un perdón para los criminales si confiesan sus crímenes; esta clase de reformas favorecen a los agresores y no a las víctimas. 

La violencia contra los menores en Colombia es una tragedia que requiere respuestas contundentes. Proteger a los niños no solo debe ser prioridad en la legislación, sino una responsabilidad compartida por toda la sociedad. La Justicia no puede ceder ante el dolor de las víctimas ni reducir su protección. Es hora de que los derechos de la infancia se respeten y se defiendan con acciones que pongan fin a estos crímenes atroces.

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