@Arturo Vargas
En República Dominicana la negación en torno al aborto sigue siendo una realidad que afecta a miles de mujeres que encuentran en la clandestinidad al peor enemigo para su salud.
El aborto y las restricciones que cobran vidas
Si hay un tema que genere polémica en República Dominicana ese es el aborto. En este país caribeño se vive una de las situaciones más complicadas y restrictivas frente al aborto en todo el continente: básicamente las restricciones sobre esta práctica han llevado a la muerte a cientos de mujeres que por cuestiones de salud han requerido de un aborto, pero que producto de las fuertes leyes que castigan el mismo, se han visto imposibilitadas de conseguirlo. Por otro lado, claro, se encuentran las mujeres que sin importar lo establecido en la reglamentación dominicana, insisten en acceder a abortos, pero se ven obligadas a hacerlo de manera clandestina, poniendo en riesgo su vida producto de las medidas insalubres que manejan los centros ilegales que ofrecen el servicio.
La necesidad de legalizar el aborto
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo se practican un poco más de 70 millones de abortos por año. Un número que, como es evidente, no es menor y que debería invitar a la reflexión de una sociedad que ha satanizado al aborto, desestimando que es una alternativa que puede salvar vidas. En República Dominicana, por ejemplo, con recurrencia se cierran establecimientos que ofrecen abortos clandestinos por incumplimiento con la ley, pero dicha medida es solo un acto punitivo amparado en el obsoleto Código Penal. Los cierres nada tienen que ver con la deficiencia en la atención a la mujer, es solo un castigo por burlar un estatuto que se necesita ajustar con la inclusión, como mínimo, de las tres causales.
Una discusión que debe darse desde la ciencia y no la religión
El inconveniente con lo que sucede en República Dominicana es que muchas de las decisiones que se toman allí, no están mediadas por opiniones médicas y científicas sino por puras especulaciones marcadas por el conservatismo y el fanatismo religioso. Recientemente, y producto de los espacios que se han venido abriendo para discutir las reformas al Código Penal, varios expertos y académicos han solicitado que de cara a los eventuales ajustes se consideren opiniones menos parcializadas y con más soporte técnico. Por lo pronto y mientras se surten todas las etapas en la rama legislativa dominicana, el riesgo de los abortos clandestinos seguirá siendo una realidad para las mujeres que busquen una alternativa de vida.
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