embarazos adolescentes en república dominicana

¿Y quién piensa en la juventud dominicana? Se debe proteger el futuro

Justino

@Justino José Rodríguez Tavera

La juventud dominicana enfrenta una crisis de embarazos adolescentes. Urge que el presidente y el Congreso legislen en favor de políticas integrales para proteger su futuro.

República Dominicana enfrenta un desafío mayúsculo: proteger a su juventud del abandono sistemático en aspectos clave como la educación, la salud y el acceso a oportunidades. La alarmante cifra de embarazos adolescentes 25,461 casos registrados en 2022, equivalente al 19.74% de los embarazos nacionales, es un reflejo de cómo hemos fallado como sociedad. La juventud, lejos de ser prioridad, ha quedado relegada a los márgenes del debate político y social, mientras las consecuencias de este abandono siguen creciendo.

El fenómeno del embarazo adolescente no ocurre en un vacío. 

Las raíces de este problema son profundas y multifacéticas. La falta de educación sexual integral, la exposición constante a contenido sexualizado en medios y música, y la ausencia de figuras de autoridad que orienten adecuadamente a los jóvenes son factores que contribuyen a esta crisis. Tal como señala la psicóloga Ana Simó, “la música tiene un impacto en el comportamiento humano”, y gran parte del contenido al que están expuestos los adolescentes fomenta actitudes y comportamientos no aptos para su edad.

A esto se suma el contexto socioeconómico. 

La pobreza y la desigualdad limitan el acceso a métodos anticonceptivos y servicios de salud, mientras que en muchas familias persiste el tabú de hablar abiertamente sobre educación sexual. El resultado es un ciclo vicioso que perpetúa la deserción escolar, el rechazo social, e incluso problemas de salud mental, incluyendo suicidios y traumas psicológicos que pueden marcar a estos jóvenes de por vida.

Sin embargo, la solución a este problema no puede centrarse únicamente en medidas de emergencia como las tres causales del aborto. Necesitamos un enfoque integral que involucre a todos los sectores de la sociedad: familias, escuelas, instituciones públicas y privadas, y, sobre todo, líderes políticos que estén dispuestos a legislar con visión de futuro.

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El gobierno dominicano debe tomar ejemplo de iniciativas exitosas en otros países. 

En Ecuador, la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo en Adolescentes ha implementado programas educativos, líneas de consulta gratuita, distribución de métodos anticonceptivos y capacitación para promover la planificación familiar. Este modelo, que combina educación, acceso a recursos y políticas públicas efectivas, debería inspirar a nuestras autoridades para construir un futuro más esperanzador para la juventud dominicana.

Es hora de que el presidente y el Congreso tomen cartas en el asunto. Debemos exigir políticas públicas que no solo eduquen, sino que también protejan y empoderen a nuestros jóvenes. Esto incluye la implementación de una educación sexual integral en las escuelas, el acceso gratuito a métodos anticonceptivos y la regulación del contenido al que están expuestos los menores en medios de comunicación y redes sociales.

El futuro de la República Dominicana depende de su juventud. Ignorar los problemas que los afectan hoy solo garantizará un mañana lleno de desigualdad, pobreza y desesperanza. Hemos permitido que generaciones enteras crezcan sin el apoyo necesario para prosperar, y el costo de esta indiferencia es alto, tanto para ellos como para el país en su conjunto.

Debemos actuar ahora. 

No podemos seguir siendo espectadores mientras miles de adolescentes enfrentan una realidad para la que no están preparados. Necesitamos líderes que comprendan la gravedad de este problema y estén dispuestos a tomar decisiones valientes. El bienestar de la juventud dominicana debe ser una prioridad nacional, no un tema relegado a las discusiones académicas o a los titulares esporádicos de los medios.

Presidente, congresistas, es su responsabilidad legislar con el objetivo de proteger y empoderar a las futuras generaciones. La juventud dominicana no puede seguir cargando con el peso de nuestras fallas como sociedad. Es momento de que el país se levante y diga: basta de indiferencia, basta de abandono. Porque al final, la pregunta que todos deberíamos hacernos es: ¿y quién piensa en la juventud dominicana?


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