Durante la segunda mitad del mes de septiembre, ha tenido lugar la 77° Asamblea General de las Naciones Unidas, cuya primera jornada estuvo marcada por la alta presencia de jefes y jefas de Estado latinoamericanos como la presidenta Xiomara Castro, el presidente Gustavo Petro, Gabriel Boric, Jair Bolsonaro, entre otros.
En su segunda sesión, la Asamblea General escuchó uno de los discursos más esperados de la jornada, la ponencia del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cuestionado por violar los derechos humanos a la hora de reducir los niveles de violencia y delincuencia en su país.
En ese tenor, el presidente de El Salvador señaló que el formato de la Asamblea de Las Naciones Unidas está obsoleto y defendió su gestión:
«Somos libres, soberanos e independientes en papel, no lo seremos de verdad hasta que los poderosos entiendan que queremos ser sus amigos, (…) pero lo que no pueden hacer es venir a mandar a nuestra casa».
Bukele, aseguró a los líderes del mundo que su nación “pasó de ser el país más peligroso del mundo a estar en camino de ser el más seguro de América”.
El presidente de El Salvador resaltó que “en poquísimo tiempo” ha logrado que su país respire un aire de tranquilidad. Además pidió a los países desarrollados que no “estorben” si no quieren ayudar a El Salvador a conseguir la libertad que busca su gente.
Sin embargo, la realidad en El Salvador parece estar muy alejada del discurso del mandatario.
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¿El Salvador está cerca de ser el país más seguro de América?
Muy alejado de las palabras del presidente, en El Salvador seis organizaciones sociales documentaron más de 3 mil denuncias de violaciones a los derechos humanos durante el régimen de excepción decretado para combatir a las pandillas, a las que el gobierno responsabiliza de la mayoría de los crímenes que se cometen en el país.
Este estado de excepción:
- Limita la libertad de asociación,
- Suspende el derecho de una persona a ser debidamente informada de sus derechos y razones de arresto y la asistencia de un abogado.
- Amplía de 72 horas a 15 días el plazo de detención preventiva y
- Permite a las autoridades intervenir la correspondencia y celulares de quienes consideren sospechosos.
La seguridad que presume Bukele vulnera la dignidad, la privacidad, el derecho a la defensa y el debido proceso. El Salvador, lejos de ser el país más seguro de América, está cada vez más cerca de ser la próxima dictadura antiderechos del continente.
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