En EE. UU., el presidente no se elige por el voto popular, sino por el colegio electoral. Un candidato puede ganar sin la mayoría de votos del público nacional.
270 es el número que Kamala Harris y Donald Trump tienen que alcanzar para ganar las elecciones en Estados Unidos.
En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el ganador no es necesariamente el candidato que obtenga más votos populares, sino quien logre la mayoría en el colegio electoral. Este organismo, compuesto por 538 electores, asigna un número de votos a cada estado en función de su población.
California tiene el mayor número, 55, mientras que una serie de estados poco poblados como Wyoming, Alaska y Dakota del Norte (y Washington DC) tienen un mínimo de 3. Los seis estados con más delegados son California (55), Texas (38), Nueva York (29), Florida (29), Illinois (20) y Pensilvania (20).
Para ganar, un candidato debe sumar al menos 270 votos electorales o más. En la mayoría de los estados, el candidato que obtiene la mayoría de votos se lleva todos los votos electorales de ese estado, excepto en Maine y Nebraska, que dividen sus votos de forma proporcional.
Los 7 estados clave:
- Arizona – 11 votos electorales
- Carolina del Norte – 16 votos electorales
- Georgia – 16 votos electorales
- Michigan- 15 votos electorales
- Nevada – 6 votos electorales
- Pensilvania – 19 Votos electorales
- Wisconsin – 10 electorales
En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, puede que el ganador no sea el candidato que más votos del público tenga.
Este sistema de colegio electoral permite que un candidato que no sea el favorito del voto popular nacional gane la presidencia. Por ejemplo, en 2016, Donald Trump fue elegido presidente pese a haber recibido casi tres millones de votos menos que su rival, Hillary Clinton. También ocurrió en el año 2000, cuando George W. Bush triunfó en el colegio electoral, aunque perdió el voto popular frente a Al Gore.
El sistema electoral estadounidense fue diseñado en 1787 para equilibrar la influencia de los estados más y menos poblados y facilitar la elección en un país geográficamente extenso. Aunque el colegio electoral sigue vigente, algunos consideran que este modelo es anticuado y que no representa fielmente la voluntad popular.
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