Tras la muerte de una niña en Valledupar, asociaciones científicas exigen mayor control en farmacias para evitar empirismo y autoprescripción de medicamentos.
La trágica muerte de una niña de un año y ocho meses en una droguería de Valledupar encendió las alarmas sobre el empirismo en la administración de medicamentos. La menor falleció tras la aplicación inadecuada de un fármaco inyectable, según informó Gina Sánchez, secretaria de Salud del Cesar.
La droguería fue clausurada mientras el CTI de la Fiscalía y Medicina Legal investigan los hechos.
En respuesta, 16 asociaciones científicas, incluyendo la Asociación Colombiana de Farmacovigilancia y el Colegio Nacional de Químicos Farmacéuticos, exigieron medidas inmediatas para garantizar la seguridad en la administración de medicamentos.
En un comunicado, las asociaciones pidieron implementar el artículo 23 de la Ley 2386 de 2024, que regula el uso seguro de medicamentos. También invitaron a detener la emisión de credenciales para expendedores de drogas sin formación profesional, como exige la Ley 1164 de 2007.
Dos problemas centrales preocupan a estas organizaciones: el empirismo farmacéutico y la autoprescripción.
Según sus voceros, ambos fenómenos exponen a los pacientes a riesgos graves, como errores de medicación, reacciones adversas y resistencia antimicrobiana. Entre las propuestas se destacan:
- Fortalecer la vigilancia en establecimientos farmacéuticos
- Crear un modelo de farmacia comunitaria
- Educar a la población sobre los riesgos de la automedicación.
“La muerte de esta niña refleja la necesidad urgente de reforzar la regulación y garantizar un sistema seguro para los pacientes”, concluyó el comunicado. Este caso, que se suma a otros similares, pone de manifiesto las fallas estructurales del sistema y la importancia de profesionalizar las labores farmacéuticas en Colombia.
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