La reciente ola de incendios en la región de Valparaíso, Chile, ha dejado más de 110 personas muertas y alrededor de 15,000 viviendas afectadas, convirtiéndose en una de las mayores tragedias de las últimas décadas.
Analicemos las razones detrás de la magnitud de la destrucción y la rapidez con la que el fuego se propagó.
Sequía y especies invasoras
Chile ha enfrentado sequías durante los últimos 14 años, atribuidas al cambio climático, especialmente en la zona central donde se encuentra Valparaíso. A pesar de las lluvias del año pasado, la sequía persiste, aumentando el riesgo de incendios.
Las plantaciones de especies invasoras como el pino y el eucalipto que se usan en el país para producción de madera, contribuyen a la generación de vegetación altamente combustible.
Temperaturas extremas y vientos
Las condiciones climáticas también desempeñaron un papel crucial.
Temperaturas récord de más de 33 grados y ráfagas de viento de hasta 80 km/h crearon condiciones ideales para la rápida propagación del fuego.
Estas condiciones, vinculadas al cambio climático y al fenómeno del Niño, aumentaron la vulnerabilidad del territorio.
Población y poca infraestructura
Las áreas afectadas estaban densamente pobladas, careciendo de una planificación adecuada y con viviendas precarias. La falta de cortafuegos efectivos y la presencia de estructuras inflamables, aportaron a la expansión descontrolada del incendio.
Los desniveles en el terreno y la falta de vías de escape agravaron la situación.
Medidas del Estado
Ante esta tragedia, el presidente Gabriel Boric ha instado a esclarecer el origen de los incendios, algunos de los cuales se sospecha que fueron provocados intencionalmente.
La magnitud de la destrucción destaca la urgencia de cambios y medidas preventivas para enfrentar los crecientes riesgos de incendios en Chile.
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