Ya pasaron dos años desde que Sudán, en África, entró en guerra civil. Desde entonces la miseria y la violencia son protagonistas en unas tierras en las que el fútbol representa algo de esperanza.
Sudán: dos años de una feroz guerra civil
No hay una forma diferente para definir lo que está pasando en Sudán más que tildar la situación como un desastre humanitario. En este país de alrededor de 50 millones de habitantes se vive, según distintas organizaciones a nivel mundial incluída la ONU, la peor crisis humanitaria en el planeta. Y es que, claro, en este lugar del mundo se registran
- Fuertes violaciones al DDHH
- Violencia sexual
- Crímenes de guerra
Y una ola de desplazamiento sin precedentes que, se estima, suma cerca de 12 millones de desplazados. Aunado a ello, la gente en Sudán se muere de hambre y la violencia ejercida por los distintos bandos armados no permite que, siquiera, haya una solución a la vista. La gravedad de lo que sucede es de tal magnitud que no existen cifras oficiales de las víctimas mortales que ha dejado este conflicto hasta el momento.
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Resiliencia en la población y el fútbol como escape para los más chicos
La población en Sudán huye de un lugar a otro y encuentra estabilidad cuando logra ubicarse en algún refugio. Refugios, claro, construidos con materiales improvisados y en los que se vive en condiciones precarias, pero que ofrecen un poco de tranquilidad para la golpeada población. Allí, en estos espacios de necesidad pero de esperanza, es donde ocupa un rol fundamental el fútbol. La salvación, la forma de huir de la complicada realidad, de muchos de estos menores es practicar este deporte: lo hacen con cualquier implemento y hasta fabrican balones con lo que sea, siempre que logre asemejarse a un balón. Para los pequeños que habitan estas tierras es una suerte de tesoro cada ayuda que venga desde afuera y se convierta en herramienta para jugar fútbol, un comportamiento que ojalá pueda mantenerse y que, con los años, logre sacar del camino las armas y la violencia que tienen a Sudán sumido en las tinieblas.
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