Nayib Bukele, el actual presidente de El Salvador, ha tomado una de las decisiones más polémicas en su administración. La inauguración de una megacárcel para 40.000 pandilleros en El Salvador.
La megaprisión, que se convertirá en la más grande de América, está destinada a albergar a miembros de las pandillas que están activas en El Salvador, como la notoria MS-13 y Barrio 18. Llamada por el gobierno “Centro de Confinamiento del Terrorismo”, posee sistemas de vigilancia con circuitos de video y escáner para la revisión de quienes ingresen.
Si bien esta decisión ha sido bien recibida por muchos en El Salvador, también ha recibido críticas de grupos de derechos humanos. Estos grupos han expresado su preocupación por las posibles violaciones de derechos humanos que podrían ocurrir en dicho entorno, como que la prisión esté superpoblada, ya que está diseñada para albergar a 40.000 reclusos. Esto podría conducir a un mayor riesgo de violencia, así como a la propagación de enfermedades.
También está la cuestión de los costos asociados con el funcionamiento de una instalación tan grande. Se estima que la construcción de la prisión costará $200 millones y requerirá una cantidad significativa de fondos para el personal y otros costos asociados con el funcionamiento de las instalaciones. Este dinero podría gastarse mejor en otras áreas de El Salvador, como educación y salud.
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La «Más Grande de América»: ¿Realidad o Propaganda?
Si bien el proyecto ha sido ampliamente informado en los medios, es importante considerar los hechos antes de asumir que el proyecto es una realidad.
El proyecto fue propuesto inicialmente en 2018 por el antecesor de Nayib Bukele, Salvador Sánchez Cerén. En ese momento, se estimó que el proyecto costaría $2.3 mil millones y se esperaba que se completara dentro de tres años. El proyecto fue muy controvertido y finalmente nunca llegó a buen término.
Si bien Bukele ha declarado públicamente que la prisión albergará a 40000 pandilleros, no hay información oficial sobre la capacidad de la prisión o cómo se financiará. Además, no hay información sobre cómo se administrará la prisión una vez que se construya.
Es difícil decirlo con seguridad. Sin embargo, ciertamente parece que la decisión de Nayib Bukele de construir una nueva megaprisión se trata más de promover su imagen como un líder de la ley y el orden duro contra el crimen que de cualquier aumento real en la seguridad pública. La prisión es muy costosa y no está claro cómo reducirá el crimen a largo plazo. Además, no parece que Bukele haya puesto ningún esfuerzo real en introducir otras medidas para abordar las causas subyacentes del crimen, como la pobreza y la desigualdad. Por lo tanto, parece probable que la nueva prisión sea simplemente una forma de populismo, en lugar de un intento genuino de combatir el crimen.
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Preocupaciones sobre Violaciones a los Derechos Humanos en la Nueva Cárcel
Organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por el hacinamiento y la falta de servicios básicos en la nueva prisión. También les preocupa que el centro penitenciario esté a cargo de la Policía Nacional, que tiene un largo historial de violaciones de derechos humanos. Además, la prisión será el hogar de pandilleros de diferentes pandillas rivales, lo que podría generar violencia e intimidación.
El gobierno de El Salvador ha prometido abordar estos problemas de derechos humanos, pero queda por ver si será capaz de hacerlo. Para garantizar que se respeten los derechos de los reclusos, debe permitirse la supervisión independiente de la prisión. Además, el gobierno debe tomar medidas para garantizar que todos los reclusos tengan acceso a programas adecuados de:
- Atención médica,
- Educación, y
- Rehabilitación.
Finalmente, el gobierno debe garantizar que la prisión se administre de manera humana y segura.
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