@Arturo Vargas
En medio de un mundo hiperconectado el presidente de Chile, Gabriel Boric, sugirió cambiar el smartphone por un teléfono sin internet.
¿Un elemento que ya dejó de ser herramienta?
Cuando Gabriel Boric llegó al poder en Chile, siendo un presidente muy joven, un líder que asumió este cargo sobre sus 35 años, nadie puso en tela de juicio el poder de las redes sociales detrás de su llegada al Palacio de la Moneda. Boric, al igual que personajes como
- Javier Milei
- O Gustavo Petro
Homólogos suyos en Argentina y Colombia, respectivamente, aprovechó el poder de las nuevas tecnologías para acercarse a su audiencia: para este joven líder las plataformas fueron su vehículo de comunicación, ese espacio para llegar de forma directa a los votantes, un escenario que rompe desde cualquier perspectiva una eventual tergiversación de ideas ya que desde sus perfiles en redes se comunica todo. Pues bueno, ese mismo Boric que supo sacar provecho de estas herramientas, hace pocos días bromeó con la adquisición de un celular sin internet, en función de lo que él llamó “levantar la mirada”.
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¿Una puesta en escena o la verdadera necesidad de desconectarse?
Al respecto del episodio protagonizado por Gabriel Boric hay muchas opiniones con posturas a favor y en contra. Los más radicales rivales del presidente chileno han afirmado que todo se trata de una puesta en escena de un tipo que ahora pretende mostrarse como un opositor a lo que lo impulsó al poder, tildándolo de hipócrita. Por otro lado, voces menos radicales justifican la intención de Boric por desconectarse señalando que está en una etapa de la vida que requiere de él un poco más de atención (está ad portas de ser padre) y que esto lo lleva a valorar la desconexión de un escenario que muchas veces es tóxico.
El riesgo de la hiperconexión
Más allá de lo que genere lo dicho por Boric, lo que sí es cierto es que la discusión respecto al mundo hiperconectado es una necesidad que debe tener lugar en distintas esferas sociales, desde la familia, pasando por las instituciones educativas y hasta en las empresas. Varías muestran han dejado en evidencia que la exposición excesiva a información eleva los niveles de estrés y abren las puertas a distintas enfermedades. Ahora, el inconveniente es que la dinámica de la sociedad actual pareciera impedir que los individuos se desconecten porque las estructuras educativas y laborales casi que se cimentan sobre escenarios tecnológicos. Por ello, lo de Boric, entre la broma y la seriedad se convierte en una reflexión de enorme valor: ¿es necesario levantar la mirada, como dijo el propio presidente chileno, para poder ver las demás cosas que el mundo y las personas tienen para ofrecernos?
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