Una mujer de 35 años murió tras no recibir atención adecuada en Texas. Las leyes antiaborto presionan a médicos a evitar procedimientos estándar.
La muerte de Porsha Ngumezi, de 35 años, pone en evidencia los riesgos que las estrictas leyes antiaborto de Texas. Se están imponiendo sobre la atención médica. Ngumezi, quien estaba teniendo un aborto espontáneo a las 11 semanas de embarazo, acudió al hospital Houston Methodist Sugar Land el 11 de junio de 2023, debido a un sangrado severo. A pesar de los síntomas alarmantes y su historial médico, los médicos evitaron realizar un procedimiento estándar conocido como dilatación y curetaje (D&C). necesario para detener la hemorragia.
En lugar del D&C, los médicos administraron misoprostol, un medicamento usado para inducir el aborto en etapas tempranas o tratar ciertas complicaciones. Sin embargo, expertos médicos señalan que este tratamiento no es efectivo ni seguro en casos como el de Porsha, quien seguía perdiendo grandes coágulos y finalmente murió debido a una hemorragia severa.
Más de una docena de especialistas revisaron el caso y concordaron en que su muerte era prevenible si se hubiera realizado el procedimiento estándar.
La presión de las leyes antiaborto en Texas, que criminalizan ciertos procedimientos, ha llevado a los médicos a evitar tratamientos esenciales por temor a represalias legales. Desde el año 2022, al menos tres mujeres en Texas han muerto en situaciones similares, según reportes. Médicos de todo el estado afirman que la ley está interfiriendo con el cuidado médico, incluso en emergencias. La comunidad médica ha enviado cartas a los legisladores, exigiendo cambios urgentes para proteger a las pacientes.
Hope Ngumezi, esposo de Porsha, ahora lucha por criar solo a sus hijos pequeños mientras reflexiona sobre lo que pudo haber salvado a su esposa.
“Todo lo que necesitaba era un procedimiento simple”, dijo un familiar médico. La tragedia de Porsha es un recordatorio de cómo las políticas pueden poner vidas en peligro.
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